Entrevista a Swami Satyananda Saraswati: La energía de la mente sutil
(Parte I)
Los sabios mágicos de los que hablan los libros existen en
la vida real, si acaso esta existencia pudiera considerarse como tal.
Días atrás estuvo en Neuquén en el marco de una gira por
Latinoamérica, Swami Satyananda Saraswati. Él es un sannyasin oriundo de
Barcelona, España, que a los 15 años sintió un llamado espiritual muy fuerte
que lo llevó a recorrer Europa por lugares en los que no encontró respuesta a
las profundidades de su alma. En consecuencia, a los 20 se instaló en India –
donde llegó tras un viaje de tres meses por tierra- y vivió allí durante casi
30 años. Hoy tiene 60 y desde los primeros momentos sintió que aquel había sido
siempre su hogar.
Tras una intensa búsqueda de un maestro que lo guiara en su
camino de interiorización que se desarrollaba exorbitantemente, conoció a Swami
Mutkananda y a los pocos años tomó los votos de renunciante para dedicar su
vida a la meditación, el estudio y la contemplación. “Nunca me arrepentí de lo hecho porque este camino siempre fue de una
gran dicha y plenitud”, comentó swamiji con una ternura magnética en su
voz.
Durante los últimos cinco años viajó periódicamente de India
a España y con el tiempo terminó por quedarse en Cataluña. Lo hizo sin un
motivo principal que lo impulsara, más que el fluir natural de los procesos
devenido en el dharma del estudiante consumado que continúa con la enseñanza de
su linaje de maestros.
Durante su estadía en Neuquén swamiji dictó conferencias y
seminarios que estuvieron organizados y coordinados desde el Centro de Yoga
Sadhana. Quienes lo conocimos no salimos iguales de esos encuentros. Sucede que
su emanación energética es tan amorosa y profunda, que difícilmente podría
explicarse con palabras lo que se siente cuando acarician tu cuerpo sutil.
El objetivo de esta entrevista
narrativa es acercar las palabras de swamiji a temáticas que van de lo social
y vincular a lo espiritual.
El arte de disolver las contradicciones
La injusticia y sufrimiento entre las personas, dentro de
uno mismo y en el mundo está dada por la falta de equilibrio. En este juego,
las formas, egos y apegos llevan a los sujetos “hacia afuera” del
autoconocimiento y desregularizan su balanza. El desafío en esta dicotomía es
hallar el punto medio para vivir armónicamente la danza de la realidad. Y aquí aparece el Yoga que, lejos de ser una práctica física
–esta es sólo una parte- es una filosofía y modo de vida capaz de imantar a las
almas que anhelan (aunque no lo sepan) recordar y religarse con su esencia.
Entonces, ¿cómo detener la mente rumeante? ¿Cómo disolver
internamente la inestable contradicción para lograr el equilibrio? Swami
Satyananda Saraswati, amorosamente explicó: “Cuando nuestra mente está en armonía el mundo es más armónico porque
el mundo es en gran parte una proyección de nuestra mente. En la medida que se
apagan un poco los pensamientos y los observo y me siento con esa conciencia
diferente al pensamiento, tengo un estado de más paz y libertad. En la medida en que me ato al pensamiento y me uno
con él, estoy más lineal”.
Poco a poco la mente se vuelve más liviana, su
discernimiento se fortalece y las percepciones se sensibilizan. Esto sucede
producto de un proceso de purificación del sujeto y, en otras palabras, la
práctica del yoga produce apertura. “Genera
más sinceridad, compasión, compañerismo. Cuando dices algo ves si a alguien le
puede doler; te hace un ser más afín. Hay una intuición que se va despertando.
La mente deja de ser tan densa y se hace sutil y capta mucha información. A
medida que el interior se hace más sensible, también se hace más fuerte”, detalló
swami.
Energía cósmica y
meditación
La meditación es el medio y en ella la preservación de la
energía sexual un componente fundamental en cualquier camino que se profese
profundo. De esto se trata el llamado Brahmacharya, una de las aristas que
conforman al universo del yoga.
“Una de las pautas que
da Patanjali (filósofo conocido como el psicólogo del Yoga), es que en un
proceso intenso de meditación, de ir hacia adentro, es indisociable el tener
conciencia del poder de shakti, de energía que hay en los fluidos del hombre y
la mujer. Yóguicamente se considera que si estos fluidos no se malgastan y se
van guardando, regeneran el propio cuerpo físico y dan una gran vitalidad, un
intelecto muy agudo, un poder mental que tiene más facilidad para aquietarse.
Entonces en ciertos estadios de meditación, si uno toma conciencia de esa
energía y no la usa, el poder energético que conlleva es importante”, enseñó swamiji y aclaró: “Esto no significa represión ni tener que
luchar con ello, sino que el mismo camino de meditación te puede llevar a
estadios en los que estés más sensibilizado experimentando estados de plenitud
interna y como consecuencia no seas dependiente de experiencias externas y el
deseo sea menor. Se trata de cuidar amorosamente esta energía, ser conscientes
de cómo se utiliza y que funcione de soporte”.
El Tantra es una práctica/vocablo vinculado directamente con
el sexo en el imaginario conceptual occidental pero, lejos de este reduccionismo,
Satyananda explicó que se trata de un método, un camino. “Es una concepción de que el cosmos es una energía, una shakti. Así
como en la filosofía del Vedanta (textos sagrados hindú) contemplamos que la
multiplicidad, la dualidad, nombres y formas son una maya (ilusión), lo
trascendente en el Tantra radica en concebir que todo es una expresión del
cosmos, de esta energía. Entonces el universo es poder, yo bailo con este
universo, voy conociendo su poder y lo integro en mí, porque el poder del universo
es mi propio poder. En este observar en el que todo va divinizándose, la mujer
ya no es una ‘mujer’ sino es una Devi, la madre. A medida que tú te vas
divinizando, que te vas considerando como energía cósmica empiezas a percibir
la divinidad en todo, la divinidad en ti. Tantra es entrar en este estado. Está
relacionado con el despertar de la energía interior, del kundalini; con
mantras, rituales, iniciación”, reveló.
Para finalizar el tema swamiji mencionó: “A pesar de que hay escuelas que utilizan
la sexualidad en el Tantra en contextos determinados, no se trata netamente de
lo sexual, sino que lo hacen dentro de una correcta y gran disciplina. Los
cursos de amor tántrico son puro comercio”.
Hinduismo y Género
Desde esta arista se desprenden consideraciones sobre la
cuestión de género en el hinduismo, donde ninguna escritura sagrada condena la
homosexualidad y en textos como el kama-sutra, la misma está contemplada. Por
otro lado, las divinidades y sus consortes son únicamente manifestadas desde la
perspectiva femenino – masculino. Esto despertó la interrogante sobre cómo es
interpretado la “tercera sexualidad” en esta filosofía. Al respecto swamiji
explicó que la consideración femenino – masculina de la cosmovisión hindú es
simbólica porque representa a las dos energías complementarias que hacen a la
armonía del universo. En este marco recordó que desde la perspectiva de Advaytavidya
(conocimiento de la no dualidad) todo es uno y en consecuencia esa distinción
desaparece. “En el hinduismo está presente
este tercer género pero no se le hizo propaganda ni se intentó desestimarlo o
hacerlo desaparecer sino que por el contrario, se lo respeta. La cuestión es el
equilibrio, no la sobrepropaganda o el elevar una condición por sobre la otra”,
explicó.
Como desprendimiento surge la indagación sobre el papel de
la mujer en la filosofía hindú, sobre la que Satyananda destacó que hay una
exaltación de ella como madre y procreadora, una intensificación de la
divinidad y a la vez que aclaró: “Otra
cosa es la mujer en la India actual que pasó por mil años de Islam y toda la
influencia de la moral inglesa victoriana”.
Centro de Yoga Sadhana de Neuquén |
“La mujer está
exaltada como mujer sin necesidad de retomar roles masculinos, sin querer
igualar. En esto no hay una cuestión igual porque esta diferenciación que
tenemos, de mente y de emociones, tiene que ver con la plena aceptación de
estas potencialidades. Por eso el hombre se siente completo con la mujer y
viceversa, se complementan. Se trata de reconocer esta diferencia y del poder
allí”, completó.
Neoadvayta y Nueva
Era
En el cotidiano colectivo se observan abundantes
manifestaciones sobre la llamada Nueva Era y el salto cuántico que atraviesa la
humanidad como consecuencia del despertar de la conciencia. En este marco surge
una corriente llamada “Neoadvayta”, en la que personas que han leído y
compartido con maestros espirituales, se desprenden en su práctica de la
tradición hindú y se desligan de la comprensión y estudio de los Vedas como
literatura sagrada y fin del conocimiento (uno de las características del
hinduismo es reconocerlos como fuente primordial del saber).
Al respecto swamiji explicó que en esta corriente se niega
el proceso propio del camino espiritual representado por los yamas y niyamas
(preceptos morales del yoga propuestos por Patanjali) y que sus practicantes se
manifiestan directamente en el final de la práctica: “Desde la perspectiva de este movimiento no hay necesidad de maestro. Se
niega cualquier proceso porque se dicen que ya son Brahman, lo cual es cierto,
pero se convierte en un conocimiento sin base porque no cuenta con su proceso
inherente de camino”.
De ciencias y
religiones
Los extremos de tanto alejarse terminan por tocarse. Algo
similar ocurrió durante los ‘70, cuando se produjo un acercamiento entre el mundo
filosófico espiritual de oriente y la ciencia de occidente. Una de las claves
en este proceso fue la publicación del libro El Tao de la Física (1975) hecha
por el físico cuántico de la Universidad de Viena, Fritjof Capra.
“Un día él estaba
tumbado en la playa y sintió que era todo una unidad, el aire, el agua, su
sonido. Entonces comenzó a leer los Upanishads (parte final de los vedas,
escritura sagrada hindú) y el Tao Te King desde una búsqueda de lo interno. Se
dio cuenta de que las expresiones de los textos místicos se podían expresar en
la cuántica en el final de la palabra, en esta unicidad”, comentó swamiji sobre la epifanía
que guió a Capra en su investigación.
Junto a Carlos Chiarotto y Laura Marcela Sosa Centro de Yoga Sadhana de Neuquén |
“La ciencia busca
afuera, quiere una comprobación, mientras que el místico, el yogui, busca
adentro y va más allá de la mente. Entonces estos estados a los que llega nunca
serán comprobados físicamente y siempre habrá una diferencia con la experiencia
fina porque es directa no comprobable desde el afuera”, distinguió Satyananda. Y continuó: “La cuántica entra en parámetros en los que
el lenguaje falla. En esto lo que las Upanishads dicen es que ‘este Atman es
más pequeño que lo más pequeño, más grande que lo más grande, está más cerca
que lo más cercano, más lejos que lo más lejano’. Está diciendo… no lo quieras
comprender con la mente racional porque es temporal y esto es atemporal”.
Para finalizar, el sannyasin explicó sobre la duda de quien
escribe respecto a un presunto intento de acercamiento entre cúpulas de
religiones que coinciden como valor en que el fin de la experiencia espiritual
es el mismo. Desmitificó esta idea como un proceso fijo y destacó la
importancia del valor que vive en las diferencias.
“Los monoteísmos
tienen cada uno su verdad y es buena la multiplicidad. Hay muchas cosas
similares, el final de la experiencia, pero no todos quieren llegar al mismo
final. Hay quienes no quieren la liberación sino que quieren llegar al cielo.
Dentro del hinduismo hay quienes desean ir cerca de Krishna, los advaitas
queremos ir más allá del nombre, de la forma. Se comparte el deseo de
trascendencia pero esa trascendencia depende de cada perspectiva, cómo se
proyecta la meta o hasta dónde. Hay intentos de acercamiento, esto puede darse
cuando se suelta toda idea religiosa y se empieza otra idea más allá del nombre
y de la forma. Pero, ¿quién quiere soltar sus nombres y sus formas? Uno nunca
quiere soltar su creencia”.
Gracias por la dicha, gracias por la magia.
¡Jai Gurudev!
Juliana Dolores Biurrun
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ResponderEliminarExtraordinario artículo donde se aborda el tema de la energía de la mente sutil.
ResponderEliminarEn el hinduismo (religión que procede de la época védica) y en el Tantrismo (según la tradición oral el tantra hindú procede de épocas pre védicas) las prácticas espirituales son mucho más importantes que las practicas físicas (asanas), que surgieron posteriormente.
Gracias por escribir tu artículo. Es de gran interés y muy ilustrativo.