Volar por la sala, aterrizar en el sillón
Me dijeron que nací con una fluidez muy mía, la de crear con la palabra. Que mi mente y corazón son materias primas, pero ¿quién soy para decir algo grande? Si apenas solo puedo contar mi historia… Como sea, hoy voy a contar una leyenda de ave fénix que nada tiene que ver con una historia romántica, por si acaso así lo pareciera. Ocurrió una tarde cualquiera en que miraba el atardecer. Estaba un poco perceptiva, quizás, había tomado algún trago. Era verano, siempre verano. Y los últimos rayos de sol se escurrían por las ramas entre árboles de copas espesas. A contraluz, se dibujaban nidos con docenas de pájaros ansiosos que dormían temprano y despertaban puntuales al nuevo día. Observaba y me perdía en esa maravilla tan cercana y lejana también. Y en un instante de fascinación ocurrió la magia. Una sensación más allá del tacto físico, fue una transformación de lo mundano que se desparramó en la piel. Un camino que se abrió, un salto gravitatorio hasta un suelo especial por e...