Consejos para un viajero

Viajar es cambiar, abrirse, absorber. Es un shock vitamínico que despierta las defensas y aumenta la percepción de palabras, gestos, sonidos, aromas, sabores y olores. Se trata de moldear el cuerpo y mente a lo amorfo de lo desconocido, inspirar al espíritu a iluminar historias, consumir cultura y masticar interacción. Es descubrir que somos capaces de superar lo que sea y que podemos adaptarnos a lo lejano sin miedo. Porque viajar es también crecer en empatía y humanidad.

Pero el viaje no concluye en el viajero. Por el contrario, termina de capitalizarse cuando lo aprendido es compartido y se convierte en nuevos saberes para alguien más. Una foto, una anécdota, una receta o lo que sea que capte la atención de cada uno, contribuyen en esta cruzada para aprender a través de.


Por eso viajero, no te distraigas en el paisaje ni en el cielo. Admirá con profundidad los colores de cada lugar que pises, extraé el jugo de cada conversación en la calle, observá cómo interactúa la gente entre sí, cuan amorosos son, cuáles situaciones se repiten.

Probá comidas extrañas, cosas que jamás comerías o que no encontrarías en tu tierra. Aunque en las radios te digan que no, comé alguna vez comida de la calle y si te animás, preguntale a quien te la venda cómo es un día de su vida.

Llevá en tu espalda siempre una mochila con una prenda que te camufle, algo clásico, un sweater negro con el que llegue la noche y puedas entrar sin problemas a un bar o te sirva para acoplarte en una choza del río.

Y cuando salgas a la mañana no vuelvas hasta el final, porque si regresás al hospedaje aunque sea un rato, te va a dar sueño y las ganas de seguir van a luchar contra la almohada. Retorná a la cama cuando hayas hecho todo lo que te inspiraba ese día. No importa que estés despeinado o un poco sucio. El peine nunca puede faltar en tu mochila y si sos mujer un corrector de ojeras tampoco.

Una botella de agua, la cámara de fotos, el cuaderno de viaje, unas buenas zapatillas, una gorra y nada más. El resto es equipaje extra. Toda la energía ya está en tus pies.

Durante tu viaje buscá el costado under del turismo. No te quedes con lo que primero que aparezca en la web. Para esto es fundamental charlar con la gente del lugar. Ellos son los mejores asesores del explorador.

Y no te olvides de caminar con una sonrisa dispuesta a encontrar una historia nueva cada vez que dobles en la esquina. No importa si quien comparta el asiento del colectivo con vos sea japonés. Seguro que alguna conversación en presente simple de inglés van a poder tener.

No tengas miedo ni te sientas inseguro, porque cuando te arriesgues al máximo desafío vas a descubrir el poder que reside en vos, la fuerza inmensa con la que siempre caminaste y quizás nunca habías sentido.


Prestá atención a tus sensaciones para reencontrarte en cada lugar por diferente que sea. Y cuando vuelvas, por favor contame con detalles tu historia. Quiero ver a través de tu voz el lugar al que todavía no pude llegar.

Juli Biurrún

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