Optimizar el uso de energía
Y ocurre que soy una curiosa intensa de lo relacionado con
un Todo de colores brillantes. Por eso muchas historias que escribo frecuentan
el tema. Hay miles de cosas sobre las que podría hacerlo, pero siento que
plasmar la introspección es devolver la gracia de vivir esos momentos. Desde
que baja por mis dedos se envuelve en un regalo para quien lo quiera recibir.
En este dejar ser de la búsqueda y curiosidad las
vibraciones se acercaron y en
consecuencia surgieron vínculos nuevos y sumamente
enriquecedores. Como escribí el otro día, esto que se llama vida es también un
“ciclo camino” para exprimir y comer hasta la pulpa de la naranja porque nada
es desechable. Aunque se pase de tiempo en el canasto de frutas, esa cáscara
medio podrida es fértil dentro de la tierra.
En este contexto aprendí que la diferencia es algo
superficial y que en realidad no existe. Se trata de fachadas, personajes, egos,
rechazos y afinidades que nos acercan o alejan cuando construimos los círculos
que comparten el código. Y por una sinergia independiente a nosotros, los
bordes de esos círculos con frecuencia se tocan. Basta con pensar en la gente
que conocemos, en las personas que nos resultan indiferentes o las que en algún
momento detestamos con intensidad. Y después de repasar esa lista, observar la cantidad de puntos que surgen en común.
Porque todo es causalidad y los peores enemigos son también
los mayores maestros. No porque sí rebotan en el campo comentarios y actitudes
que pueden molestar. Indagar en ellas y comprender que los estímulos se interpretan de manera diferente en cada cerebro parece una frase hecha y
evidente. ¡Lo es! Y científicamente testeada. Por eso desgranar y aceptar esas
diferencias es convertirse en un transformador.
En esta vía, lo que nos moleste de los demás, lo que nos
desilusione cuando esperemos algo o lo que nos irrite cuando no concibamos
determinados modos; no amerita que tener la fuerza suficiente para corrernos del
eje y desarticular el equilibrio. Atención, esto no significa volverse en
una bolsa de boxeo; pero cuando los golpes ocurran porque es inevitable, empezar por tomarlos, entenderlos y dejarlos pasar para regenerar la zona afectada con capas de
piel más limpia.
Yulais
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