Magia II

Tuve un sueño. Estaba vestida de blanco y dibujaba con mis dedos el número ocho mientras flotaba horizontal. Ahora que lo pienso ese es también el símbolo del infinito.


Era tan real que sentía entre mis nervios la templada adrenalina del océano. En mi sueño todo era posible y me movía sobre la cresta de una ola entre miles de luminas que brillaban sobre mí. Eran hadas y sílfides del aire que bailaban en espiral con los brazos abiertos y sus pechos mirando al cielo.

En mi sueño todo era de color blanco mágico y no sentía miedo por nada. Ni de las criaturas que se escondían en el fondo negro del mar, ni de las arpías que se disfrazaban de mujer sensual. No preocupaban los obstáculos ni la muerte y tampoco me asustaban los precipicios o los volcanes en erupción.


Y fue un sentimiento real, mágico, palpable para mi corazón que no tiene vergüenza de latir en lo que parece fantasía. Caballo corazón que galopa con energía inagotable.

Juliana Biurrún.

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