Magia I
¿Qué es lo primero que ves en tu
mente cuando suena la palabra magia? ¿Calderos? ¿Pociones? ¿Túnicas negras? Yo
pienso en blancos y dorados. En destellos de estrellas azules que viajan tan
rápido que vienen desde el pasado y ya son el futuro. Esas estelas atraviesan
todo el cuerpo de mi piel.
Y titilo, titilo fuerte porque
toda la luz que hay alrededor todavía no alcanza para todo este cielo. Hay que
iluminar el barrio entero, la ciudad. A toda la familia, los amigos, a todos
los enemigos.
No es suficiente con que vueles
como un águila y alcances a beber el néctar de la flor roja. El aire de tus
alas tiene que llegar a los pájaros que todavía caminan por el suelo. El polen
de tu campo tiene que viajar en el polvo para esparcirse como semilla en la
superficie alrededor.
No es casual que necesites
hacerlo. Sucede porque que descubriste a la magia o la magia te descubrió a
vos. Y cuando esa gracia emerge de lo profundo del estómago se transforma en
servicio del alma, en un trabajo del dharma. El que sabe debe… comunicarla,
compartirla, acompañarla. Hacerla real.
¿Parece demasiado? En el
recorrido van a aparecer todo tipo de criaturas que intenten desestimar tus
ideales, humillar tu credulidad. No tengas miedo. Legiones de bondades corren
en tu misma dirección.
Juliana Biurrún.
Comentarios
Publicar un comentario