Con el viento vas a ver
El viento te pone de malas el humor y te frunce el ceño. Sentís que
coarta tu libertad porque te limita absolutamente para escapar en bicicleta con
rumbo indefinido. El viento y el calor son asfixiantes como el peor clima posible.
En el asfalto la gente transita estresada. Los autos se cruzan
de carril sin mirar quien viene detrás. Nadie quiere esperar. Todos mueren de
calor dentro de sus coches sin poder abrir la ventanilla contra los 35 grados
de temperatura.
Y mientras manejás hablás por teléfono con tu novia porque te
preocupa que esté en la calle y sufra las ráfagas del cuasinfierno. Entonces se
te tuerce el volante y asustás al de al lado con un cambio intempestivo de
carril. Te toca bocina y pone cara fea. Sos la cosa más estúpida que hay en
circulación.
Y los días de encierro te obligan al encuentro contigo mismo en tu
mundo maldito. Las horas pasan sensibles. Mirás por la ventana como un gato que
quiere saltar por el balcón sin saber que está ocho pisos arriba del suelo. Caminás
por las puntas del departamento. Ordenás la ropa desordenada que se acumuló el
fin de semana. Limpiás los ceniceros y lavás los platos. Revisás los mails y
ojeás el diario. Tocás la guitarra, jugás a que inventás alguna canción. Pensás,
lees. Sabés que querés salir y extender los brazos para que te alimente la luz
del sol. Te sentís como una planta que necesita de la fotosíntesis para estar
plena.
Tus pensamientos corren a la velocidad del viento. Querés abrir la
ventana, necesitás aire fresco, ahí adentro te ahogás. Y pensás en lo que fue,
en lo que viene y en lo mal que te pega el día. De repente asumís que tendrás
que oponerte a tus instintos como el gato que quiere saltar desde el balcón. Él
no conoce la distancia hasta suelo, pero vos sabés que no podés exponer a tus
ojos a tanta basura arremolinada. Entonces ponés un disco nuevo en la PC. Escuchar
el último trabajo de La Estafa Dub es un excelente plan. Te disponés para
relajarte un rato, escribir, siempre es bueno escribir. Llamás a tu papá
para que cuente como fue su día y te comparta el mal humor que le genera el
viento también.
Recordás los recuerdos que se callan cuando estás entre el ruido. No
podés creer el tiempo que pasó. Si hace tres meses y medio volvías de verla en
su casa. No podés comprender la inmediatez entre ese ayer y la realidad de hoy.
En qué momento la línea se quebró. En qué momento fuiste un “imaginador” ciego
que nunca pensó que de verdad iba a suceder. Por lo menos no tan pronto. Por lo
menos no este año. Por lo menos no tan joven.
El viento golpeó tu ventana desde que llegaste. Nadie quiso venir
porque igual que vos, nadie quiso salir. El monitor tiene tierra, el piso
también. La noche cayó y las noticias pasaron el umbral. Las buenas y malas se derribaron
en el sueño. Mañana despertará otro día de viento. Serás una hoja que volará entre
mil hojas que sufrirán las mismas revoluciones, cuando el soplido insolente les
haga las mismas preguntas y vuelva a poner a prueba la tolerancia de su propia satisfacción.
Juli Biurrún.
muy lindo!
ResponderEliminarimpecable, sin viento ni polvo, uliiiiiiiiiiiiii!
ResponderEliminar!!!!.
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