Karma y conciencia: La ignorancia elegida
Lo efímero de la
vida. Nuestro rastro en la tierra. Su continuidad desde la influencia, los vínculos
y los recuerdos.
Lo que dejamos. Lo que
fuimos y nos trasciende. Nuestra descendencia espiritual. Las redes invisibles.
Las consecuencias
que desconocemos. La bondad que nos vuelve y lo malicioso que llega por dos.
Las fuerzas incorpóreas
que nos atraen entre nosotros y nos hacen amarnos, detestarnos o pasar por al
lado sin sombra.
Es tan fugaz que sucede
sin darnos cuenta. Un accidente, una enfermedad. Lo no dicho y lo elegido no
decir, por vergüenza, orgullo. Por dejar para después.
Y cerrás los ojos,
contra tu voluntad te quedás dormido. Con esfuerzo intentás permanecer aquí,
pero un poderío impalpable, superior, invencible, te gana el juego. Llega sin
avisar, tal vez no escuchaste sus mensajes.
Son fuerzas invisibles
que operan entre nosotros vestidas de miedos e intuiciones, de posibles y
pensamientos recurrentes que aparecen como pop ups de sitios web, para
recordarnos lo que decidimos no escuchar, no pensar, no considerar. El potencial
que resolvemos ignorar.
Y como un relámpago
en el cielo se manifiesta, lo vemos por el rabillo del ojo. Cuando suena el
trueno abrimos los párpados, nos asustamos. Tememos que del cielo caiga una roca
gigante capaz de destruir el barrio entero y con él toda nuestra historia.
Ya es tarde. Las casas
se derrumbaron y el trueno se lo llevó entero para siempre. Solo nos quedan los
recuerdos y el peso de la conciencia por el haber podido. La presencia amarga de
una discusión en vano mal encausada. La mochila con carbón usado que quema en
la columna por las brasas encendidas. El calor abrasivo y punzante, que se
cuela entre las vértebras y despierta una sensación tan fuerte que no se sabe si
es dolor o sólo algo muy intenso que escarba la dermis.
Se queda ahí, incansable,
en la parte etérea de tu ser, en la memoria del alma. En la sensación que te
traspasa la vida, en el hilo que te ata desde aquí para siempre. Hasta que el daño
por lo no hecho (o hecho) supere sus límites y de una vez por todas, realcances
el equilibrio para saldar el error. En el durante, tus decisiones serán como
loopers que navegarán por el aire, volviendo, una y otra vez a punzar en tu
historia, hasta que en alguna parte de su línea irregular, elijas el camino
correcto.
Hasta dentro de breves ratos.
Juli Biurrún.
me encantò juli.
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