Miedo a las arañas

Un recuerdo del pasado más allá Cuando era chica desarrollé una especie de fobia por las arañas. Todo empezó en las épocas de caramelos de menta con chocolate y bocaditos Marsh, creo que se llamaban así. Durante las vacaciones de la primaria era normal que me cambie el sueño por las noches sucesivas de juegos de cartas con té de manzanilla, o partidos de Ice Climber y Road Fighter en el Family Game. Siempre con el vicio por los dulces en el medio. Muy seguido también, alquilábamos películas en el videoclub del barrio. Eran de terror, suspenso y a veces románticas. En una de esas oportunidades, elegimos el VHS de Aracnofobia y me predispuse a mirarla con la actitud más linda de quien se mete un caramelo en la boca para poner play. Sabía que se trataba de arañas y esas cosas, pero ni por ocurrente imaginé la tripa de dimensión que tendría para mí en esa mediana infancia. Poco tiempo pasó de la historia cuando en su trama, unos hombres trasladaron desde algún lugar del Amazona...