Sobre Mundo Anfibio: Lisandro Aristimuño, un artista sin techo


Estamos saliendo del agua. Tenemos que adaptar nuestro sistema para sufrir la metamorfosis y convivir entre ambientes. Debemos recordar las ideas que trajimos desde allá y perdimos en el primer amanecer de conciencia, para saber que permanecen allí, guardadas, erizas y escondidas. A veces aparecen y se sienten fuertes. Son intuiciones, nuestra voz de más adentro que no tiene explicación. Es pura porque solo se siente (y nada más hay que escucharla).

Mientras salimos del agua, compartimos una sensación colectiva de necesidad de acción y elevo; de estar a la altura de las circunstancias para efectivizar la trasmutación que nos toca y ser quienes tenemos que ser para lograr que este engranaje funcione. Esta es una impresión global que se percibe en el aire antes de escuchar el disco. Al hacerlo, la conexión surge automática y nos comunica en sonidos eso que invade el aire de hoy.


Mundo Anfibio es la quinta producción de estudio de Lisandro Aristimuño. Un trabajo osado y ambicioso, con coros polifónicos que se codean con la psicodelia, donde las cuerdas son dramáticamente protagonistas y el juego entre samplers y sonidos de tipo étnicos, imprimen la sonoridad de alto vuelo que acompaña su prosa espiritual y denunciante, sin dejar de lado la tendencia amorosamente natural.

En este Mundo Lisandro salió más que simbólicamente del agua. Se superó a sí mismo y evolucionó como un artista que parece no haber alcanzado su techo. Se lo percibe progresivo y transmite sin dudas un profundo trabajo de búsqueda interna, con su infaltable y refinado buen gusto como una constante ahora, más arriesgada.

Es una producción oscura y brillante, que disuelve los apegos viciosos en una lista de canciones llenas de luz y melancolía en la expresión de su voz, siempre dulce y medio depre, hasta el punto caramelo en que esos atributos se vuelven una combinación exquisita.

El material inicia con una triada gloriosa. La fuerza arrasadora del tema Elefantes presenta una fuerte crítica contra la maleza de la sociedad actual. Le sigue la intervención precisa de Ricardo Mollo en la segunda voz del tema “Un dólar, un reloj y una frase sin sentido”, quien reaparece temas adelante en la guitarra de “Traje de Dios”, la canción posiblemente más cruda y rockera del disco.

Después como un rayo de luz, arremete Hilda Lizarazu en “Por donde vayan tus pies”, una de las canciones más bellas y prolíferas del compilado. “Corre la luz, por donde vayan tus pies, ilumina tu camino, déjale algo bueno a tus huesos”. Sin dudas en ese grupo de palabras, Aristimuño sintetizó su mensaje para mañana.

“Anfibio”, el corte de difusión que parte la lista por la mitad, es la línea conductora de la esencia del disco. Una dosis de energía rítmica y avasallante que se siente como bajada de arriba. Es sin exagerar, una obra que eleva a Lisandro y lo aterriza entre la elite musical más fina e inteligente que surgió de estos suelos.


 Este disco será sin dudas una de las joyas compositivas del año. La expectativa por escucharlo en vivo y presenciar cómo resuelve en el escenario sus laberintos sonoros, llevará a Lisandro por muchos escenarios del país, entre los que esperamos que Neuquén sea uno de  sus infaltables destinos.

Juliana D. Biurrún

Comentarios

  1. buena crónica de un disco excelente.
    saludos

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  2. hola Juliana, tu critica tiene un error no menor que es que la canción que canta con mollo se llama:
    un dolar, UN RELOJ y una frase sin sentido.

    saludos

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    Respuestas
    1. Es verdad, se me pasó absolutamente. Gracias por la observación =)

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