Sin límites y hasta la frivolidad

De dónde viene
Neil Burger es un cineasta norteamericano egresado de la Universidad de Yale que inició su carrera con producciones de películas experimentales durante los ‘80.

Hacia el 2002 su nombre como director se popularizó cuando dirigió “Interview with the assassin”, en el 2006 “The Illusionist” (El ilusionista), The lucky ones en 2008 y la última producción (y la que interesa esta vez) “Limitless” (Sin límites) del 2011. 

El largometraje está basado en la novela “The dark Fields” y protagonizado por Bradley Cooper y Robert de Niro, con la chica linda que nunca falta y el capo mafioso que pone en riesgo su secreto.


De lo que se trata
Plantea una situación típica, una realidad bastante común por la que cualquiera puede pasar. Un escritor queda trabado, poco inspirado, desordenado y desconectado. Cuando está por quedarse sin trabajo por sus pocas ideas, se encuentra en la calle con un conocido al que no tenía ganas de ver y ¡“voila”! Le regala una droga todavía no masificada en el mercado negro que, básicamente, lo convierte en un genio. Y a partir de ahí comienza a desarmarse en ovillo de la cuestión.

Si tuvieras absolutamente todas las herramientas y capacidad para hacer cualquier cosa que quisieras en el mundo, ¿qué harías? Ese es el dilema poco profundizado que plantea Burger. Sobrevuela sin detención sobre todos los estadíos y pasa del hundimiento a la impunidad total como fórmula cíclica en las situaciones que plantea el film. 

El sentido artístico y la capacidad creativa para intentar “agitar el mundo” (como se lee en un momento) no ocupan ningún lugar y, sin interludios, el escritor mediocre del principio termina olvidado en la versión mejor que diseñó para él. 


La sentencia bruta (no brutal)
La banda de sonido es una de las mejores cosas para destacar. Con autoría total de Paul Leonard-Morgan, propone soundtracks tan zigzagueantes como las emociones que colisionan en el mismo lugar. La locura, el delirio, la euforia y depresión, el derrumbamiento y la aspereza de cuando nada puede ser peor. 

Respecto a la visual, tiene momentos muy “peposos” si se puede llamar así. Esa es la estética global del film, un viaje moderno, imaginativo y superficial. La velocidad combinada con imágenes fragmentadas y saturadas que representan disparos de alteración, dejan la firma del director en lo que propone una línea de estilo. Y, volviendo a lo musical, como chaleco soldado queda la pegajosa “Holwin for you” de The Black Keys o la versión remixada de “La boquilla” de Bomba Estéreo en escenas claves. Con una lista dinámica de canciones, la música encaja de lujo entre los puntos a favor para este film. 


La película es superficial por lo frívolo de su argumento.  No ahonda en  las problemáticas que plantea y cae en lugares comunes de "superpoderes" ya vistos en otras cintas, por ejemplo, la destreza para pelear por el uso de recuerdos inconcientes que se mostró en la extinta "Héroes"; o la predicción de un accidente de tránsito por excesiva inteligencia y conocimiento sobre probabilidad y estadística, visto en la serie "Fringe" (de los creadores de Lost).

Es “sin límites” en todo sentido, la ambición trasciende a la creatividad humana y nunca se detiene. Plantea al animal posmoderno y capitalista, egoísta y vicioso del poder. Se siente el rey del mundo, puede ser todo lo que quiera y en ésta historia  un poco lo es, una versión perfecta de su propio ser.

En definitiva, una película entretenida y dinámica para mirar con el volumen bien fuerte. Pero no esperes reflexiones pseudofilosóficas sobre los fines de la mente humana y la conciencia del ser. La invitación de Burger dispara para el costado más trivial y chatarresco de la sociedad actual. 

¡Hasta la próxima!
Juliana D. Biurrún

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Qué es el under?

La casa del guru, el lugar más sagrado de la tierra

Curar desde la conciencia. Terapia de Vidas Pasadas como alternativa de sanación.