Derechos para los músicos: Un reclamo histórico

En entrevista con integrantes de la Asociación de Músicos Independientes de Neuquén (AMI), conversamos sobre la Ley de la Música y el Consejo de las Artes e Interculturalidad, los objetivos y características de la organización. 

Ya escribimos aquel primero de mayo (Día del Trabajador) sobre el trabajo de los músicos, la dedicación que implica la actividad y la falta de legislación y regulación que se sufre en la misma. Pero lo que no escribimos fue que en Neuquén existe una asociación que brega con trabajo silencioso por esos derechos y que semana tras semana se reúne para debatir temas concernientes a todos los integrantes del hacer musical.  Y como en cada aspecto de la vida uno milita desde su lugar, me pareció importante acercar el tema, comunicarlo y re-informarlo. Se trata de la Asociación de Músicos Independientes de Neuquén (AMI), espacio desde el que se llama a la integración y participación en el debate, para popularizar los reclamos y convertirlos en cosa de todos los involucrados y no solo de un grupo reducido.

En entrevista grupal a integrantes de la AMI realizada para el canal TVC, charlamos sobre cuestiones y objetivos ligados a la asociación, como el Consejo de Interculturalidad y las Artes y la Ley de la Música. Los voceros fueron Jorge “Choco” Chocobar, presidente de la misma, Guillermo "Nemo" García, integrante del Consejo; Fox Colonna, representante de la AMI en la FIMA (Federación Independiente de Músicos Argentinos) y Gabriel Enríquez, también parte del Consejo.


         Para empezar desde lo básico pero ir más allá de las siglas es importante saber lo que es la AMI, y Choco se encargó de explicarlo: “Es una organización que nuclea a músicos interesados en desarrollarse como tal y cambiar su realidad con respecto a la actividad que hacen. Como no hay ley que nos proteja ni marco que nos regule como trabajadores, básicamente luchamos por eso”.

La AMI no labura aislada sino que lo hace en conjunto con artistas de diferentes lugares del país, por ejemplo Buenos Aires. Por eso busca a través de sus referentes nacionales lograr beneficios a nivel social y asociativo, sumados a cambios políticos que implicarían la regulación a nivel macro.

Este trabajo en red convierte a su ejercicio en una especie de militancia corporativa, en la que más allá de los beneficios superficiales que se obtienen al afiliarse, como la impresión de afiches, descuentos en estudios de grabación, promociones para difusión en radio y demás, las ganancias reales vienen por otro lado y son producto de los resultados de la participación colectiva en pos del bien común. “Cuando preguntás cuál es el beneficio, en la intimidad respondo que lo generás vos mismo cuando entrás”, aseguró Choco.

En lo formal se puede destacar que la AMI está integrada aproximadamente por 250 músicos entre los que hay 30 personas trabajando y 13 en estado activo. Pero eso no alcanza. “Aunque hayan 60 activos, va a seguir siendo mucho el trabajo para hacer y esto se debe a la decadencia en la que se encuentra nuestra tarea”, remarcó Chocobar.


Por su parte, Fox Colonna planteó el rechazo al carácter individualista en la actividad artística: “El objetivo fundamental de la Asociación es el trabajo grupal, dejar de lado ese individualismo que a los artistas nunca nos llevó a ningún lado. Juntos podemos mejorar las condiciones en que se hace música y los lugares donde se desarrolla nuestra actividad, tanto en la ciudad como en la provincia y el país”.

La AMI integra la FIMA, que vendría a ser como la “AMI a nivel nacional” en grosos términos (la FIMA nuclea asociaciones y la AMI a músicos). Su principal objetivo es la sanción de la Ley de la Música, sobre la que Fox explicó que consta de dos partes: La creación del Instituto de la Música y  su consecuente encuadre legal para los trabajadores del rubro: “En primer término se busca que se puedan tomar como referencia diferentes regiones del país, para poder ayudarnos no solamente en lo que respecta a las producciones, sino también en cuanto a la difusión de materiales y generación de un circuito estable y federal, donde los músicos podamos rotar y tocar en diferentes lugares”.

La intención de los artistas es que el financiamiento del instituto sea independiente para mantenerse alejados de deudas políticas que limiten su libertad estética a la hora de crear. De todos modos este costeo se plantea en tres partes: Un porcentaje saliente de espectáculos internacionales, otro derivado de la Ley de Medios y por último una comisión financiada por el Estado proveniente de lo destinado a políticas culturales.
           
Consejo de las Artes y la Interculturalidad

Durante años las agrupaciones de artistas de diferentes ramas pidieron por la creación  del Consejo de la Cultura. Recordando el principio de la gestión del ¿saliente? intendente Martín Farizano, el tema fue tomado por el entonces subsecretario de Cultura del Municipio, Carlos Marcel, quien planteó un intento de inclusión en lo ejecutivo. Por cuestiones políticas y burocráticas, más específicamente por las trabas constantes impuestas desde el superior, el secretario Oscar Smoljan, la intención quedó en la nada. Tiempo después el tema fue retomado por el concejal por UNE, Mariano Mansilla y, finalmente, el año pasado se aprobó un proyecto redactado en conjunto con los artistas. El mismo dio lugar a la creación del Consejo de las Artes y la Interculturalidad, con la misión específica de elaborar un Plan Estratégico Cultural.


Guillermo “Nemo” García, músico integrante de la AMI y del Consejo, contó que es un espacio conseguido por la lucha de las asociaciones para lograr una participación más democrática en lo referido a la política cultural, básicamente del Municipio. Por su parte, el ya citado Gabriel Enríquez planteó que para referirse al tema es necesario primero analizar los hechos de interés colectivo para lograr así, espacios de discusión política y  participación real.

Pero las intenciones quedan cortas y a pesar del trabajo empeñado detrás, el Consejo sufre trabas de funcionamiento administrativo todavía sin saldar. Las dificultades se traducen en restricciones que evidencian la falta de voluntad política de los responsables de hacer. “Llevamos bastante tiempo sin poder todavía encaminar las acciones que tenemos pensadas desde los artistas independientes. El Ejecutivo no está cumpliendo con la ordenanza y su participación es parcial, porque a veces están sus dos representantes y a veces no va ninguno. Nosotros hemos sido implacables, puntuales y formales con el cumplimiento de lo que mandata la ordenanza que crea este Consejo”, lamentó Enríquez. No obstante, se manifestó en alza y reafirmó la “satisfacción de continuar trabajando para resolver los problemas colectivos de los artistas”.


El dinero se mete en todo, claro está, y todo buen acto necesita de una torta considerable que lo respalde, por eso el Consejo de las Artes y la Interculturalidad no es la excepción. Su financiamiento se asemejaría en teoría al uso del presupuesto participativo sobre los fondos destinados a cultura en la ciudad, lo que implicaría la inclusión de los artistas en la toma de decisiones sobre sus destinos. Pero esto es solo en teoría, porque hasta el momento los hechos no se desarrollan según lo postulado. “Hay desviaciones de fondos que no las entendemos desde el punto de vista administrativo, estamos muy lejos de saber cómo van a financiar el Consejo de la Cultura”, aseguró Enríquez.

Y las restricciones y falta de regulaciones pueden loopearse en un tema sin fin. Lo importante aquí es destacar la idea de colectividad y trabajo por el bien común contra una problemática que quizás dentro de diez años ya no exista. Porque esto sumado a los numerosos planteos que circundan nuestra contemporaneidad, forma parte de un periodo de transición hacia una sociedad más libre y justa. Vamos a pensar en términos quizás ingenuos pero siempre optimistas, para no olvidar que la actitud es también parte del cambio.

Ya escribimos en aquel texto del primero de mayo, “el ser músico es un trabajo al que la legislación todavía no le da de comer”, y ese es el norte hacia el que se rema desde estas organizaciones. Porque la ecuación es simple: La actividad además de implicar una elección y modo de vida, es también un trabajo que merece ser redituado como tal.

¡Hasta la próxima!
Juliana D. Biurrún
Imágenes de Esteban Hoffmann
Publicado en www.comahuerock.com.ar

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