2010, el año del rock and roll por excelencia

Este sí que es el último post del año. Lo tenía armado hace unos días, pero quería esperar a este viernes 31 de diciembre de 2010 para subirlo. 

Este año tuvo condimentos de todo tipo, pero sin dudas, el que más protagonismo ganó fue el musical. Fue el año del rock and roll por excelencia; con montones de recitales de bandas y artistas de aquí y de allá, que colmaron prácticamente todos los fines de semana de cada mes. 

A continuación, una lista de los recitales de artistas nacionales e internacionales a los que tuve el gusto y el lujo de asistir durante el 2010, y su respectiva apreciación en pocas líneas. Es muy importante aquí destacar la afluencia enorme de espectáculos que hubo en la región. Neuquén es una ciudad culturalmente creciente, con un capital interno súper activo que mueve y genera a pesar de todo. Si revisan un poco el archivo de este blog, se van a encontrar con algunas de las cosas a las que me refiero. 

La ciudad está hermosa. Derrocha cultura, crece y concibe contra todo pronóstico. Si el 2010 fue así de rico, prepárense para saborear todo lo que depara el 2011. 

Caleidoscopio musical
El criterio para el orden de la lista, fue el desorden y espontaneidad. Ningún patrón en particular hizo ubicarlos de esta manera, sino que funcionaron como cuentagotas y cada uno fue cayendo directo desde la cabeza hacia la PC. Hubo numerosos recitales a los que no pude asistir y me hubiera encantado, pero me despido de este 2010 súper contenta por todo el caudal que tuve la suerte de ver. 

Ahí vamos… 

Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra: Fue una de las fiestas más grandes del año. Imaginate a un grupo de señores parecidos a mi viejo, a tu viejo, tocando con todo el brío encima; teatralizando en conjunto, convirtiendo a sus instrumentos en objetos de música lúdica y bizzareando a más no poder. Energía al cubo. Bailes gitanos y decenas de señoritas en el escenario y subiendo hasta el cansancio. El papel de Kusturica bastante secundario. Parecía disfrutar más observando en un estado pseudoestático y aportando algunos arreglitos de guitarra, que siendo protagonista del show.


·         Charly García: En lo personal el recital más íntimo y emocionante del año. Felicidad, congoja y satisfacción por ver a mi ídolo de siempre casi quieto, pero espiritualmente conectado con sí mismo. Fue ver al músico en su esencia plena. Un sentimiento increíble me salió de adentro. Fue hermoso y conmovedor, así de simple y cursi.

·         Molotov: Uno de los recitales en los que más temí por mi vida. Codazos a montones y patadas por todos lados. Una energía avasalladora se desprendía de una marea con miles de personas alrededor. Era saltar o morir, no había opción. Fue la manifestación pura del espíritu del rock and roll.

·         Living Colour: Virtuosismo elevado a la cuarta potencia. Fusión funk, rock, y uno de los bajos más prodigiosamente psicodélicos que vi en mi vida. Una de las voces masculinas con más fuerza, afinación, color y versatilidad que escuché por los pagos neuquinos. Una batería increíblemente veloz  y un guitarrista completamente melomaníaco y delirado de los sonidos. 

·         Nonpalidece: La gran sorpresa del reggae argentino. Un show en primera instancia sin muchas variaciones, pero que hacia el final remontó sobre relatos musicalizados que parecieron hipnotizar al público. Fue uno de los recitales más interactivos a nivel músico – audiencia. Pocas veces se vio que un cantante movilice tan masiva pero uniformemente a la gente y genere esa retroalimentación tan cálida entre ambas partes.

·         Dread Mar I: Un frontman indiscutiblemente consagrado, con su voz de bolero y carisma de tipo común como virtudes fundamentales. No mucho más que decir.

·         Die Toten Hosen: Una gran inyección de punk rock directo desde Alemania. Loquísimo y satisfactorio que apareciera una banda así por estos pagos. Sobredosis de escupitajos, saltos y patadas. Punk rock de pura cepa.

·         Medeski, Martin and Wood: Un show de vuelo estratoférico. Deliradamente increíble. Un trío de virtuosos experimentales que radicaron nuevamente el jazz en parte de la juventud. Asombro, admiración y enamoramiento en vivo, imposible de evitar hasta para el más duro o musicalmente reacio.

·         Los cafres: Un recital armónicamente empaquetado. Prolijo cual disco en vivo. Reggae roots de linaje puro. La joyita principal, Guillermo Bonetto y su voz de galán.

·         Ska-P: Saltos skateros durante más de 120  minutos sin parar. Masiva congragación de gente, increíble organización y sorprendente tranquilidad. Alto recital que trascendió a la música y no descuidó la teatralización en la puesta en escena. Fue un gran lujo y placer tener a esta docena de españoles en nuestro querido Neuquén. Con su presentación en Zanon, los obreros demostraron una vez más, que para mantener la seguridad no hacen falta policías, hace falta conciencia y buena energía.

·         Rico Rodriguez: Fue ver y oír la historia de la música pasar a través de él. Realmente conmovedor sentirlo luchar contra él mismo por la energía de sus pulmones y soplar desde el corazón.

·         Dancing Mood: Una fiesta de jazz jamaica, reggae y ska. Musicalmente digno de una gran big band.

·         Kameleba: Un show súper enérgico y divertido, me sorprendió lo bien que sonaba la banda. Un montón de hombres cantando con la misma afinación (entiéndase afinados) e interactuando muy a la par entre ellos y con la gente.

·         Luís Salinas: El sentimiento hecho música y la música hecha sentimiento. Pocas veces una guitarra sintió y demostró tanta expresión, y nunca vi tanto scat junto en un mismo recital. Una de las joyitas del año. Si te alguna vez te preguntaste que es el swing, el color musical y la complicidad instrumental, en un show de Salinas vas a encontrar tu respuesta.

·         Gondwana: Una de las bandas de reggae que más me gustan. Un bajista con campera de cuero y rastas eternas a pesar de los 50 grados de calor, y un cantante con voz divina, súper casual y despojado de cualquier estereotipo reggae. Dinámico, entretenido y de calidad. Mucho baile, mucho canto, mucha risa, mucha charla y mucha cerveza, como debe ser un buen recital. “Esta polución me va a matar”.

·         Calle 13: Fue el recital del ejercicio. Qué manera gigante de agitar. Fue una gran fiesta de locos entre amigos; con una banda de músicos increíbles, con vientos poderosos como tornados de oro y una energía en trasmutación constante desde el escenario hacia las miles de almas que saltábamos en sintonía y a la par.

·         Gustavo Cerati: El recital que agradezco a todos los dioses haber podido presenciar. Uno de los últimos de este gran músico argentino protagonista del top ten más selecto. Un Cerati entre borracho y fumado (de cigarrillo), un genial artista, un excelente cantante y un violero con sonido único. Gustavo tiene ese color musical que hace que nadie se le parezca, ni siquiera un poquito. Todo eso se vio y sintió en esa noche musicalmente conmovedora. Fuerza Gustavo.

·         Sesiones de Reggae Instrumental: Exquisito, distinguido, con estilo, calidad y cualidad. Reggae del bueno, reggae elaborado, con soniditos por todos lados. Una banda con raíces neuquinas que gana en la Sin City y apadrina la camaradería en la humildad de sus excelentes músicos.

·         Él mató a un policía motorizado: Esas bandas que andan por todos lados pero que no son masivas. Que no la conocen muchos pero que cuando la escuchan les suena de algún lado. En su paso por Neuquén el sonido no fue su principal aliado. Cosas técnicas simples y complejas no les tiraron un centro esa noche, pero tampoco les restaron el mérito de su público cautivo que no perdió la oportunidad de verlos. 

HASTA EL AÑO QUE VIENE!!!
Juliana D. Biurrún

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