Acercate, te invito a pasar

          Esto no tiene nada que ver con ningún recital, alguna película o algo por el estilo. Tiene que ver con un pensamiento que surgió contextualizado por la energía de la música que me acompañaba en ese momento. Es increíble como ella te alimenta los estados de ánimo y te genera momentos de introspección que quizás en silencio no aparecen. Escuchar música con melodías alegres y que transmita buena energía puede ser muy productivo internamente cuando menos te lo imaginás. Todo depende de una predisposición personal, pero funciona como complemento perfecto para ayudar a que crezca.
Ahí vamos

          Caminando sobre una Jamaica de asfalto, con el sol arriba y Marley en mis auriculares, miraba los colores del mediodía y pensaba en el valor olvidado del disfrute de las pequeñas grandes cosas. Muchas veces nos pasamos imaginando objetivos enormes, plazos inalcanzables, o que implican una entrega sobreesforzada o hasta inhumana.
           
          En todo ese trajín de planteos, solemos olvidarnos de disfrutar los pequeños logros, de saborear esas cosas que nos roban sonrisas cuando pasan los días. De disfrutar de la compañía de nuestra gente, del mate que nos convida nuestra vieja o hermano. De la sonrisa que te regala un amigo cuando le contás una pavada y se prende en tu picardía. Del disfrute que te regala una canción cuando sentís que fue escrita para vos.
          Comprender esto es aprender a vivir día a día, es transitar el hoy pensando en el mañana pero no muriendo por él. Este es un aprendizaje permanente, que se viste de dedo para pincharte la espalda cada vez que los pensamientos enormes hacen que te olvides de sus sabores diarios. 
          Vamos a hacer que el tiempo deje de ser ese personaje maleducado que siempre pasa sin preguntar. Vamos a hacernos sus amigos para recorrer con él en la complicidad del disfrute cotidiano, de la sonrisa de la mañana y del beso de la noche. 
          Vamos a hacer del gran tiempo una suma de pequeños logros y momentos. De triunfos del día a día, que sumados en los 365 del año, se van a convertir en el número analógico de conquistas. Ellas nos van a regalar la satisfacción para enfrentar esas situaciones en que le ponemos a la vida todas las preguntas que la gramática creó.
Gran Tiempo, te invito a pasar.
Acomodate mientras pongo música y preparo el mate.

Juliana D. Biurrún

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